La Asamblea General de la ONU enfrenta desafíos críticos en el contexto de creciente polarización y crisis globales.
Con la segunda reunión de líderes mundiales en persona en la sede de la ONU en Nueva York desde el inicio de la pandemia, la atención se centra en temas de urgencia global. Esta reunión llega en un momento caracterizado por creciente polarización y una convergencia de crisis, que algunos diplomáticos y analistas describen como la situación más peligrosa desde el fin de la Guerra Fría.
La invasión rusa en Ucrania desde febrero de 2022, las nuevas crisis políticas en América Latina y África occidental, la persistente pandemia de coronavirus, la inestabilidad económica, la creciente desigualdad y los desastres naturales más frecuentes, como terremotos, inundaciones e incendios, forman una combinación de desafíos cada vez más apremiantes.
Este año, el tema del Debate General de la Asamblea General de la ONU se centra en «Reconstruir la confianza y solidaridad global: acelerar la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible hacia la paz, prosperidad y progreso para todos».
Los países en desarrollo han destacado la prioridad de las 17 metas establecidas para el final de esta década, que incluyen erradicar la pobreza extrema y el hambre, garantizar educación secundaria de calidad para todos los niños, lograr igualdad de género y tomar medidas urgentes contra el cambio climático y el calentamiento global.
Sin embargo, al ritmo actual, se espera que ninguna de estas metas sea alcanzada.
En una cumbre especial sobre los objetivos de desarrollo, el secretario general de la ONU, António Guterres, instó a la acción inmediata para cumplir las promesas de mejorar el futuro de la humanidad. Destacó que los Objetivos de Desarrollo Sostenible son cruciales para más de la mitad del mundo y representan las esperanzas y sueños de personas en todo el planeta.
En una declaración adoptada por consenso al inicio de la cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los estados miembros se comprometieron a «actuar sin demora» para hacer realidad este «plan de acción para la gente, el planeta, la prosperidad, la paz y la asociación, sin dejar a nadie atrás».
Este compromiso incluyó el apoyo a una reforma de la arquitectura financiera internacional para liberar a los países en desarrollo de la parálisis impuesta por el peso de su deuda, una solicitud expresada por países del Sur Global en una cumbre reciente del G77+China en Cuba.
En respuesta a las demandas y preocupaciones de las naciones del sur, diplomáticos occidentales reafirmaron que el desarrollo es una prioridad crucial.
La embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, subrayó: «Los más vulnerables del mundo nos están observando».
Además de los discursos y debates generales, se han programado cumbres y reuniones de alto nivel para abordar asuntos globales, incluida una sobre cambio climático. También se esperan encuentros bilaterales, como el que sostendrán los presidentes de Estados Unidos y Brasil, Joe Biden y Luiz Inácio Lula da Silva, en lo que promete ser la semana más intensa del año en términos diplomáticos en la ONU.