Científicos interdisciplinarios pusieron en marcha un proyecto para desarrollar un aerosol inocuo que proteja a los cultivos de hortaliza frente a patógenos y a los efectos del cambio Climático.
El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), junto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, finalizó el proceso de análisis de las propuestas a la convocatoria “Ciencia y Tecnología contra el Hambre”, donde se presentaron 451 iniciativas de grupos de investigación y desarrollo de todas las provincias del país pertenecientes a: CONICET, INTA, INTI, INA, CITEDEF, CIC, CNEA, 51 Universidades Nacionales y 13 Universidades Privadas, entre otras instituciones científicas y tecnológicas nacionales o provinciales.
El objetivo de esta covocatoria fue impulsar y fortalecer la integración del conocimiento y de los desarrollos tecnológicos y sociales vinculados a soluciones para el acceso a la alimentación y al agua segura, así como al abordaje de la vulnerabilidad socio-ambiental, a la planificación nacional y local de las acciones comprendidas en el Plan Nacional “Argentina contra el Hambre”.
Federico Ariel, director del Laboratorio de Epigenética y ARNs No Codificantes del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL), con sede en la ciudad de Santa Fe y dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) e impulsor del proyecto del «spray» inocuo para que cultivos resistan el cambio climático, explicó: «“Apuntamos al desarrollo de tecnologías verdes que promuevan estrategias de una agricultura adaptable al cambio climático que reemplace el uso de agroquímicos que ponen en riesgo el ambiente y a la salud de los propios cultivos, de los consumidores, de los trabajadores rurales y de las poblaciones aledañas”. El proyecto utiliza herramientas de bio y nanotecnología. También esperan que el aerosol ayude a tolerar plagas sin necesidad de usar agroquímicos.
Según detalló la agencia CyTA Leloir, el grupo de Ariel lleva años realizando estudios con macromoléculas biológicas llamadas “ARNs no codificantes”, algunos de los cuales son capaces de activar o inhibir genes de las plantas para que fabriquen moléculas bioactivas que las vuelvan resistentes a patógenos (bacterias, hongos, virus e insectos) y también a cambios bruscos de temperatura (heladas o golpes de calor).
“Buscamos aclimatar a las plantas a los cambios bruscos de temperatura asociados al cambio climático gracias al uso de ARNs que desencadenen respuestas de adaptación”, indicó Ariel.
La tecnología propuesta es semejante a una “vacuna”: mediante un “spray” se le muestra a la planta una porción del genoma del patógeno, para que desarrolle defensas específicas.
“El uso de esta tecnología, que se aplica por ‘spray’ (aerosol), también puede dotar a las plantas la habilidad de resistir heladas, escasez de agua y otras adversidades, así como también activar un sistema de defensa al apagar genes de patógenos que causan plagas y generan importantes pérdidas de producción”, puntualizó Ariel.
El científico agregó que también van a explorar el uso de esa tecnología para el desarrollo de bioinoculantes que promuevan la interacción de la planta con bacterias, hongos y otros microorganismos benéficos o “simbióticos” que
mejoren la producción agrícola.
Nuevo método para potabilizar agua de pozo
Biofiltración es el nuevo método encontrado por los científicos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y el Conicet, que separa ciertos metales y convierte el agua subterránea de perforaciones (pozos) en agua potable para el consumo humano a bajo costo.
Este trabajo, que fue seleccionado para su aplicación por el programa de Ciencia y Tecnología contra el hambre impulsado por el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, se basa en la experiencia científica obtenida en aguas subterráneas de localidades del norte de Santa Fe que poseen metales naturales como hierro (Fe) y manganeso (Mn) con mayores niveles de concentración a los permitidos.
Al respecto, la coordinadora del grupo de científicos, Natalia Gottig, detalló que para eliminar los metales se venía realizando un proceso físicoquímico muy costoso que requiere personal capacitado y que además era poco amigable con el medio ambiente al utilizar reactivos químicos.
En cambio, esta nueva técnica se realiza a través de un método biológico que utiliza un microorganismo como la bacteria. De este modo, primero se somete el agua a una aireación para proveerla de oxígeno, lo que favorece el crecimiento de microorganismos. A continuación, se coloca un prefiltro compuesto por grava y luego otro de arena más fina a fin de que se peguen las bacterias presentes en el agua y formen una estructura llamada biofilm. Con el paso del agua se produce la filtración biológica, ya que los metales se van oxidando y van quedando retenidos en ese film bacteriano. Por último, el agua se deposita en una cámara de cloración en donde se eliminan todas las bacterias y se desinfecta.
Así, según expresó Gotting, por medio de la inoculación con bacterias, se acelera y se aumenta la eficiencia del proceso biológico.
Proyecto para producir harina de porotos y formular nuevos alimentos en Corrientes
Uno de los proyectos seleccionados en la convocatoria nacional “Ciencia y Tecnología contra el Hambre” del MINCyT prevé la producción de harina de legumbres para la formulación de alimentos a partir de dos tipos de porotos que se cultivan en Corrientes: el caupí y el guaundú.
Se trata de una propuesta que fue presentada por un grupo de investigadoras y becarias del CONICET en el Instituto de Química Básica y Aplicada del Nordeste Argentino (IQUIBA – NEA, CONICET-UNNE), encabezado por María Victoria Avanza, quien coordina el equipo integrado por especialistas del INTA, la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). El proyecto busca integrar conocimiento y desarrollos tecnológicos para lograr el aprovechamiento y la revalorización de cultivos regionales, fortaleciendo la Agricultura Familiar y generando nuevas alternativas de alimentación para la población a partir de productos nutricionales con alto contenido de proteínas.
El equipo recibirá un financiamiento de dos millones de pesos y ejecutarán el plan en el plazo de dos años. Con esta iniciativa, se adaptará una planta piloto que funcionará en instalaciones de la Estación Experimental INTA de El Sombrero, que será destinada a la producción de harina de legumbres en base a estándares de alta calidad. Los productos obtenidos serán caracterizados desde un punto de vista nutricional, analizando su vida útil y adecuándolos en función a las normas de envasado y rotulado.
La Convocatoria
El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), junto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, lanzan la convocatoria “Ciencia y Tecnología contra el Hambre”.
De este modo, se apunta a contribuir desde el sector científico-tecnológico a potenciar las acciones públicas que busquen revertir problemáticas como la malnutrición infantil, la emergencia alimentaria y la pobreza en todo el territorio nacional.
Los proyectos seleccionados serán financiados por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) a través de la Secretaría de Asuntos Estratégicos (SAE).

