Un año de temperaturas sin precedentes ha colocado a la Tierra en un umbral crítico, superando los niveles preindustriales en 1,6 grados Celsius según datos recientes.

Este periodo excepcionalmente cálido ha marcado el duodécimo mes consecutivo de temperaturas récord desde 1850, un fenómeno que los científicos atribuyen al patrón climático de El Niño y al aumento continuo de gases de efecto invernadero.

La comunidad científica, alarmada por la rápida y persistente escalada del calor global, ha expresado preocupación por las consecuencias devastadoras de este cambio climático acelerado. El Secretario General de la ONU, António Guterres, instó a una acción inmediata para mitigar las emisiones de combustibles fósiles, mientras que los investigadores advierten que la probabilidad de superar el límite de 1,5 grados Celsius en los próximos años es alta.

El fenómeno de El Niño exacerbó las condiciones, liberando calor desde el Océano Pacífico y desencadenando extremos climáticos como olas de calor, inundaciones y sequías en todo el mundo. Aunque las medidas de control de emisiones pueden aún revertir esta tendencia, el margen para evitar impactos catastróficos se estrecha conforme el calentamiento global continúa su ascenso sin precedentes desde la última glaciación, hace más de 125,000 años.