Europa atraviesa la epidemia de gripe aviar más devastadora de su historia, con más de 50 millones de aves de corral sacrificadas en un año. Al comienzo del otoño aparecieron en las playas gallegas gaviotas y alcatraces muertos por culpa de este virus. Días después, a primeros de octubre, empezaron a morir visones americanos con neumonía hemorrágica en una granja peletera de Carral, a unos minutos en coche de A Coruña. La mortalidad en este brote superó el 4% en una sola semana. Un estudio científico sugiere ahora que el virus de la gripe aviar saltó desde las aves silvestres a los visones y mutó en la explotación, empezando a transmitirse de mamífero a mamífero, sin llegar a infectar a los trabajadores de la granja, equipados con mascarillas. El brote gallego ha hecho saltar las alarmas en todo el planeta. La viróloga holandesa Marion Koopmans, que rastreó el origen de la pandemia de covid para la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha lanzado una advertencia en sus redes sociales: “Estamos jugando con fuego”.
Los visones son susceptibles tanto a la gripe de las aves como a la de los humanos, por lo que estos animales pueden actuar como “una coctelera” en la que se mezclen virus y surjan versiones más letales, según advierte el estudio, capitaneado por Montserrat Agüero, del Laboratorio Central de Veterinaria del Ministerio de Agricultura, y su colega italiana Isabella Monne, del Instituto Zooprofiláctico Experimental de las Venecias. El protagonista del brote gallego es un virus de gripe aviar A (H5N1) altamente patógeno, con una inusual mutación denominada T271A, una inquietante característica que ya estaba presente en el virus de gripe porcina que provocó una pandemia en humanos en 2009. Las autoridades sanitarias de la Xunta de Galicia decidieron el 18 de octubre matar inmediatamente a los 52.000 visones de la granja, situada al aire libre y con fácil acceso para los animales silvestres.
La gripe aviar se extiende por el mundo. El virus ya se ha instalado en Sudamérica, según alertó la semana pasada un equipo de científicos de Argentina y Perú. En las costas peruanas murieron 22.000 aves silvestres en apenas un mes, sobre todo pelícanos y piqueros. El día 9, una niña de nueve años de una aldea de Bolívar (Ecuador), ingresada en la UCI tras estar en contacto con gallinas, se convirtió en el primer caso humano de gripe aviar altamente patógena en América Latina. La Organización Mundial de la Salud advirtió el miércoles de que la diversidad de virus de la gripe que están saltando desde los animales a las personas es “alarmante”.
En España hubo el año pasado 37 focos de gripe aviar altamente patógena en aves de corral, los dos últimos en una explotación con 150.000 gallinas ponedoras en Guadalajara y en otra con 1.500 ocas en La Cistérniga (Valladolid), según el recuento del Ministerio de Agricultura. Dos trabajadores de la granja de Guadalajara se infectaron con el virus, sin desarrollar síntomas. En el brote de Carral, los 11 empleados que estuvieron en contacto con los visones permanecieron en aislamiento durante 10 días, pese a haber dado negativo en los test de gripe aviar.
El virus se transmite con facilidad entre aves, pero solo excepcionalmente pasa de ave a humano. Entre personas todavía no ha logrado saltar de manera eficaz, aunque el brote en los visones de A Coruña sugiere que el virus es capaz de mutar y adaptarse rápidamente a brincar de mamífero a mamífero. El Ministerio de Sanidad ha hecho un llamamiento a “extremar las medidas de precaución” a las personas que tienen aves de corral, aunque las autoridades sanitarias europeas siguen considerando que el riesgo de contagio en la población general es “bajo”.