En junio, la economía argentina sufrió una caída del 3,9% en comparación con el mismo mes del año anterior, revirtiendo la leve recuperación experimentada en mayo. Este retroceso es un reflejo de la profunda recesión y alta inflación que atraviesa el país, exacerbadas por las políticas de ajuste implementadas por el gobierno liderado por Javier Milei y Luis Caputo. Durante los primeros seis meses del 2024, la actividad económica acumuló una contracción del 3,2%, evidenciando la dificultad para retomar la senda del crecimiento.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la caída de junio fue impulsada principalmente por la contracción en sectores clave como la construcción, que se desplomó un 23,6%, la industria manufacturera con una caída del 20,4%, y el comercio, que retrocedió un 18,6%. Estos sectores, que son fundamentales para la generación de empleo y el dinamismo económico, se vieron particularmente afectados por la disminución de la inversión pública y privada, así como por la baja en el consumo, que sigue en caída debido a la elevada inflación y las políticas de austeridad.
A pesar del crecimiento significativo del sector agrícola, que experimentó un aumento del 82,4% en junio gracias a la recuperación tras la sequía de 2023, este impulso no fue suficiente para contrarrestar las caídas en otros sectores. La agricultura se mantiene como uno de los pocos sectores con resultados positivos, pero su impacto no alcanza para revertir la tendencia negativa en el conjunto de la economía.
La tasa de inflación interanual en junio alcanzó un alarmante 271,5%, mostrando una ligera desaceleración en comparación con los meses anteriores, pero esta disminución no ha sido suficiente para reactivar el consumo interno. El ajuste fiscal y las medidas para estabilizar la economía aplicadas por el gobierno han resultado en un entorno macroeconómico inestable y una contracción sostenida del PBI.
Los analistas consultados por el Banco Central prevén que la economía argentina continuará en descenso durante todo 2024, con una contracción estimada del 3,7%. Esta proyección refleja la persistente desconfianza en la capacidad de recuperación económica del país, que sigue luchando con una inflación descontrolada, un consumo retraído y una situación macroeconómica que no muestra signos claros de mejora.