Diego Maradona falleció el 25 de noviembre de 2020 y desde esa fecha hasta hoy, el mundo del fútbol, además de otras disciplinas deportivas, no paran de rendirle tributos y homenajes a quien fuera –quizás- el deportista argentino con mayor popularidad y reconocimiento.
Desde que su maltratado corazón dijo basta en aquella fatídica mañana de primavera en una casa quinta de la zona de Villanueva, en el barrio San Andrés, las muestras de gratitud y reconocimiento para el eterno capitán del seleccionado argentino no cesaron.
Hubo homenajes grandes que les prepararon –fundamentalmente- aquellos clubes en los que deslumbró como jugador: Argentinos Juniors, Napoli, Sevilla o Boca Juniors, por citar algunos.
Hubo tributos más pequeños o modestos como el que le hizo en soledad un atribulado Renato ‘Gaúcho’ Portaluppi, hoy entrenador y ocasional rival de Diego con el seleccionado brasileño, que lució una camiseta argentina con el dorsal número 10 y el apellido Maradona estampado atrás, en un cotejo de Copa Libertadores entre Guaraní y Gremio de Porto Alegre, en Asunción.
Y hubo también aquellos que, por omisión involuntaria o no compartir –tal vez- ciertos valores de vida, ni siquiera se percataron de la posibilidad de rendirle tributo al crack fallecido, mientras sus adversarios modificaban un habitual ritual para honrar la memoria de uno de los más grandes deportistas de la historia.
Las cinco claves que sostienen el homicidio con dolo eventual
A un año de la muerte de Diego Armando Maradona, los fiscales que investigan las circunstancias de su fallecimiento están convencidos de que los siete profesionales de la salud imputados fueron responsables de un «homicidio con dolo eventual» y con esa carátula planean llevarlos a juicio oral, informaron fuentes judiciales.
«Parece que hizo un paro cardiorrespiratorio y se va a cagar muriendo el gordo». Esa frase que el médico de cabecera de Maradona y principal imputado, Leopoldo Luciano Luque, dijo en un mensaje de audio enviado a su socio a segundos de haberse enterado de que lo estaban reanimando, resume para los fiscales la representación del resultado muerte que el equipo de salud del exfutbolista tenía sobre el paciente.
Por eso, los siete médicos y enfermeros imputados en esta etapa del expediente serán enviados a juicio por «homicidio con dolo eventual», una figura penal que tiene una pena de 8 a 25 años de prisión, y que significa que sabían que Maradona podía morirse y no hicieron nada para evitarlo.
Al año de la muerte del mejor jugador de fútbol de la historia, el equipo de investigadores creado por el fiscal general de San Isidro, John Broyad, e integrado por sus adjuntos Patricio Ferrari y Cosme Iribarren, y por la fiscal de Benavídez, Laura Capra, prepara para las próximas semanas las últimas medidas para luego dar por clausurada esta etapa de la instrucción.
En la Fiscalía General de San Isidro, búnker elegido como base de operaciones de los fiscales, están más que conformes con el trabajo realizado en un año teniendo en cuenta la trascendencia de la víctima, lo complejo de la investigación y lo voluminoso de una causa que ya está por llegar al cuerpo número 40, es decir, con casi 8.000 fojas (16.000 páginas).
Los acusados
Los acusados son el neurocirujano Luque (40); la psiquiatra Agustina Cosachov (36); el psicólogo Carlos Ángel «Charly» Díaz (29); la médica coordinadora de la prepaga Swiss Medical, Nancy Edith Forlini (52); el coordinador de enfermeros Mariano Perroni (40); y los enfermeros Ricardo Omar Almirón (38) y Dahiana Gisela Madrid (37).
Tal como lo escribieron en su imputación, los tres fiscales están convencidos de que todos ellos «libraron al paciente a su suerte» y «fueron solidaria y conjuntamente responsables» del final que tuvo Maradona el 25 de noviembre de 2020, cuando murió solo en la cama del playroom de la casa del barrio San Andrés de Tigre que se había alquilado para una internación domiciliaria que el exfutbolista necesitaba para desintoxicarse de su adicción al alcohol y que, desde la óptica de la investigación, fue un fracaso.
