En primer lugar, invitado a reflexionar por este fenómeno de crecimiento de la derecha, con dos grandes fuerzas, que algunos de sus miembros formaron parte del anterior gobierno, Bohoslavsky dijo: «Es un fenómeno que tiene diría yo un cierto pasado bastante corto, es algo de los últimos cuatro o cinco años esa fuerza y por otro lado con una gran capacidad para entrar en la conversación pública, en las preocupaciones preelectorales, en el tipo de discursos que se emite. Es significativo por eso, no sólo por su crecimiento, sino por la capacidad para terminar incidiendo en lo que otros actores del sistema político dicen. Piensen en la propuesta de la dolarización. La propuesta de la dolarización normalmente habría generado risa o desinterés y ahora diversos actores tienen que ponerse a opinar sobre una idea que para muchos hasta hace muy poco era sencillamente un delirio.
En referencia a la modalidad o medios utilizados de estas nuevas derechas, el historiador indicó: «Es muy impresionante ver el correlato que esto tiene en el universo digital. Es allí donde esas derechas parecen moverse mejor y en la medida en la que la política se mueva básicamente a través de esos espacios y no del contacto personal o de las formas más tradicionales de militancia; esas extremas derechas tienen más posibilidades de progresar, de echar mano, de convencer, de parecer razonables en sus comentarios, en sus propuestas».
«Una paradoja es que una de las novedades que parece traer al menos la corriente que se aglutina en torno a Milei es el antifeminismo. Lo que encuentran las personas que están haciendo investigación sobre intención de voto, los que hacen focus group, es que una buena parte del de aquellos que declaran en estar efectivamente interesados en votar a Milei son varones jóvenes. Y entre los valores entre los aspectos de la dimensión moral que más más se repite entre ellos, está el antifeminismo; es decir, que ahí parece haber una una novedad porque no formaba parte del elenco ideológico de las extremas derechas. No es que que no eran antifeministas, estoy diciendo que no tenía un lugar central. El anticomunismo era más importante, por ejemplo, o la exaltación de las dictaduras era más importante. Ahora el antifeminismo ha ganado un lugar relevante y por eso se explica que en efecto hay una sola representación de varones en esos espacios. Ese tipo de derechos de nueva generación, los que tienen que ver con derecho a la identidad, son cuestiones que efectivamente les generan urticaria. Yo creo que en ese sentido hay algo de las extremas derechas que es reactivo, que es reaccionario respecto de la politización de ciertas situaciones. A mí me parece que en efecto el momento en el que se desnaturaliza el hecho de que un esposo le pegue a la esposa, el momento en el que se desnaturaliza el hecho de que se polemiza prácticamente empleo formal para personas trans; hay una reacción del tipo contrario que no existía cuando esto se creía como parte de la naturaleza»
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