El poder adquisitivo desplomado obliga a los argentinos a recortar gastos en entretenimiento, alimentos y otros placeres. Un informe revela una caída del 12,5% interanual en junio.
En un contexto económico adverso, la clase media argentina enfrenta un deterioro significativo en su poder adquisitivo bajo la presidencia de Javier Milei. La consigna «no hay plata» ha calado hondo en la sociedad, y cada vez más personas deben restringir sus gastos en diversas áreas. Servicios como plataformas de streaming (Netflix), consumos cotidianos como la carne, ahora sustituida por pollo, y pequeños placeres como salir a cenar o comprar ropa, se han vuelto lujos inalcanzables para muchos.
Un informe reciente de la consultora Scentia revela que el consumo ha caído un 12,5% interanual en junio, y acumula una baja del 8,5% en el primer semestre de 2024 comparado con el mismo periodo del año anterior. Este desplome refleja un cambio drástico en los hábitos de consumo de la clase media, forzada a adaptarse a una realidad económica cada vez más restrictiva.
La situación se agrava con testimonios de trabajadores que relatan cómo han tenido que modificar su estilo de vida. El cambio no solo afecta el consumo de bienes y servicios, sino también el bienestar emocional y social de las familias, quienes encuentran cada vez más difícil mantener las actividades que antes consideraban normales.
El escenario actual evidencia un empobrecimiento creciente de la clase media argentina, marcada por la austeridad y la adaptación a un nuevo mantra de escasez. Este fenómeno no solo redefine las prioridades y hábitos de consumo, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro económico y social del país.