La crisis económica en Argentina se profundiza con patrones de consumo dispares: mientras que las ventas de autos importados muestran un crecimiento, el consumo de productos básicos como la leche continúa cayendo, reflejando una desigualdad cada vez más visible. La situación económica bajo el gobierno de Javier Milei evidencia un cambio en los hábitos de consumo, que favorece a quienes tienen mayor poder adquisitivo y afecta a quienes luchan por cubrir necesidades básicas.
Según datos recientes, las ventas de vehículos importados han tenido un repunte considerable en el último trimestre, impulsado por una alta demanda en sectores de altos ingresos y el atractivo de la estabilidad en el valor de bienes durables frente a la inestabilidad del peso. Este fenómeno se da en paralelo con una marcada caída en el consumo de leche y otros alimentos básicos, reflejando la presión económica sobre los hogares de menores ingresos. Las ventas de leche, producto considerado fundamental en la dieta diaria, han caído un 12% en los últimos meses, un dato alarmante que evidencia el impacto de la inflación en los precios de los alimentos y el deterioro del poder adquisitivo de la mayoría de los ciudadanos.
La tendencia ha provocado preocupación en el sector alimentario, especialmente entre pequeños productores y distribuidores de productos lácteos, quienes advierten sobre las dificultades para sostener la producción en un contexto donde la demanda no logra estabilizarse. Las familias de ingresos medios y bajos son las más afectadas, y muchos hogares están reduciendo su consumo de productos esenciales debido al aumento constante de precios y la caída de sus ingresos reales.
Economistas señalan que esta disparidad en los patrones de consumo refleja un modelo económico donde ciertos sectores pueden beneficiarse de la dolarización de activos, mientras otros se ven cada vez más limitados en su acceso a bienes básicos. La situación plantea interrogantes sobre las políticas económicas del gobierno y el rol del Estado en garantizar el acceso equitativo a alimentos esenciales en un contexto de crisis.
La situación actual refleja el desafío que enfrenta el gobierno de Milei para equilibrar una economía en la que el acceso a productos de lujo aumenta mientras se precariza el consumo de bienes de primera necesidad. El fenómeno preocupa a organismos de derechos y especialistas en seguridad alimentaria, quienes advierten sobre las implicancias sociales de esta desigualdad creciente en el país.