Francia refuerza su resistencia al acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur

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París busca aliados en Europa para frenar un tratado que considera perjudicial para el medio ambiente y la industria local.

Francia ha intensificado su oposición al acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, y ahora busca aliados entre los países europeos para evitar que el tratado avance. El gobierno de Emmanuel Macron ha señalado que el acuerdo, tal como está planteado, no cumple con los estándares ambientales ni con los compromisos climáticos del Acuerdo de París. Además, argumenta que perjudicaría a la industria agrícola europea, particularmente a los productores franceses.

El acuerdo, que lleva más de 20 años en negociaciones, tiene como objetivo eliminar aranceles y facilitar el comercio entre ambos bloques. Sin embargo, París ha sido uno de los principales detractores, argumentando que la mayor apertura comercial beneficiará principalmente a las exportaciones de productos agrícolas del Mercosur —integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay— en detrimento de los agricultores europeos, que enfrentan regulaciones ambientales más estrictas.

En un reciente comunicado, el Ministerio de Agricultura francés expresó su preocupación por el impacto del tratado en la sostenibilidad ambiental y la competitividad de los productores locales. «Francia no puede aceptar un acuerdo que agrave la deforestación en regiones críticas como la Amazonía y que permita la importación de productos agrícolas que no respetan nuestras normas sanitarias y climáticas», señaló el ministro Marc Fesneau.

La estrategia de Francia ahora se centra en encontrar aliados dentro de la UE que compartan estas inquietudes. Países como Irlanda, Austria y los Países Bajos han expresado reservas similares, aunque con diferentes grados de intensidad. Estas alianzas podrían ser clave para bloquear la ratificación del tratado en el Parlamento Europeo, donde las decisiones requieren un amplio consenso.

Desde el Mercosur, las respuestas no se hicieron esperar. Brasil, que recientemente asumió la presidencia pro tempore del bloque, instó a los países europeos a «abandonar el proteccionismo disfrazado de preocupación ambiental». El presidente Luiz Inácio Lula da Silva subrayó la necesidad de fortalecer las relaciones comerciales entre los bloques como una herramienta para el desarrollo y la cooperación global.

El sector agrícola europeo también ha expresado su rechazo al acuerdo. Organizaciones como la Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores (FNSEA) en Francia han advertido que la competencia desleal derivada del tratado podría llevar a la quiebra a pequeños productores locales. «No podemos competir con países que producen a costos mucho más bajos y con estándares ambientales cuestionables», afirmó un representante de la FNSEA.

Por su parte, defensores del tratado argumentan que el acuerdo podría ser una oportunidad para fortalecer los lazos entre Europa y América Latina en un contexto geopolítico cambiante. «El acuerdo UE-Mercosur tiene el potencial de crear una de las mayores áreas de libre comercio del mundo, promoviendo el crecimiento económico y la creación de empleo en ambas regiones», sostuvo un portavoz de la Comisión Europea.

La resistencia de Francia refleja las tensiones internas dentro de la UE sobre cómo equilibrar el comercio, la sostenibilidad y la protección de sus industrias locales. Mientras tanto, el futuro del acuerdo UE-Mercosur sigue siendo incierto, con un panorama que dependerá tanto de las negociaciones entre los bloques como de las dinámicas políticas internas en Europa.