La campaña presidencial en Chile ha terminado. El país ha iniciado este jueves por la noche el período de veda electoral hasta el domingo, cuando celebrará la primera vuelta de las elecciones presidenciales más polarizadas de su historia. Los cierres de los candidatos han estado a tono con la particularidad del momento político que vive Chile. Hubo mitines masivos, actos pequeños en plazas de pueblo y hasta la siembra de madrugada, sin público, de cientos de molinos de papel en el epicentro de las revueltas de octubre de 2019.
Los dos candidatos que lideran las encuestas están en las antípodas del espectro político: José Antonio Kast en la ultraderecha y Gabriel Boric en la extrema izquierda. Ninguno alcanzará el 50% -compiten contra otros cinco candidatos-, y deberán participar de una segunda vuelta el 19 de diciembre. Este jueves se despidieron de sus votantes. El primero lo hizo con un acto en Santiago. Juntó a unas 3.500 personas en una comuna de clase alta. El segundo decidió salir de la capital. Eligió un pequeño pueblo a 80 kilómetros llamado Casablanca para un mitin sin estridencias. Lo escucharon apenas unas 400 personas.
A 80 kilómetros de la plaza de Kast, Boric cerraba su propia campaña. Apenas levantó pasiones en Casablanca, una zona de viñedos ubicada a 80 kilómetros de Santiago, en la carretera que conduce hacia Valparaíso. El candidato que aspira a ser el presidente de Chile por una alianza de izquierda heterogénea, entre los que están el Partido Comunista, habló ante unas 400 personas en la plaza de armas del pueblo. Sobre un escenario móvil, reivindicó su pasado como dirigente estudiantil y se proclamó heredero de las demandas de los jóvenes que en octubre de 2019 manifestaron su descontento con marchas y protestas, algunas de ellas muy violentas. “Que no se contagie esa estrategia de que todo tiene que seguir igual porque sino viene el desastre”, dijo Boric, en referencia al fantasma del caos que agita su principal rival.
El resto de los candidatos con alguna posibilidad de pasar a la segunda vuelta también tuvieron su cierre. Yasna Provoste, de la Democracia Cristiana y única candidata mujer, representa los valores de la Concertación de centroizquierda que lideró la transición democrática tras la salida de Pinochet, en 1990. Provoste organizó un mitin en Concepción, 500 kilómetros al sur de Santiago, desde donde prometió reconstruir Chile “después del peor Gobierno”, en referencia al del presidente Sebastián Piñera.
El cierre más atípico fue, sin duda, el del candidato del centro derecha, Sebastián Sichel, exministro de Desarrollo Social de Piñera. De madrugada, sus equipos de campaña plantaron cientos de molinos de papel amarillos en la plaza Baquedano, epicentro de las revueltas de 2019 y aún hoy escenario de violentos enfrentamientos. Sichel no avisó siquiera a la prensa y le bastó publicar las fotos de la instalación en sus redes sociales. “Cuando sea presidente, esta plaza va a volver a estar llena de colores y va a brillar para todos los chilenos”, dijo desde el lugar, adonde llegó a las siete de la mañana. Tres horas después, los molinos fueron retirados.