El ajuste que no cesa: despiden a más de 500 trabajadores del CONICET

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 La motosierra también arrasó con la ciencia: cientos de científicos y técnicos quedaron en la calle tras el recorte dispuesto por el gobierno nacional.

El gobierno de Javier Milei continúa su cruzada de recortes y esta vez le tocó al corazón del sistema científico nacional. Más de 500 trabajadores del CONICET fueron despedidos en las últimas horas, entre becarios, administrativos, técnicos e investigadores en formación. La medida fue comunicada de manera informal, sin previo aviso, y desató una ola de protestas en todo el país.

Los despidos se dan en el marco del “plan motosierra” con el que el presidente busca reducir drásticamente el gasto público. Sin embargo, el impacto social y estratégico de este tipo de decisiones resulta preocupante. Se trata de personal altamente calificado, muchos de ellos jóvenes científicos formados durante años con fondos públicos, que ahora ven truncadas sus carreras.

Desde el directorio del CONICET, los propios funcionarios del organismo reconocieron que la orden llegó directamente desde la Jefatura de Gabinete, y que ni siquiera pudieron argumentar o mediar ante la decisión. Varios institutos de investigación en todo el país amanecieron con sus puertas tomadas o con actividades suspendidas en señal de repudio.

“Nos están echando como si fuéramos ñoquis, pero somos los que sostenemos la ciencia argentina todos los días”, dijo una investigadora del Instituto Balseiro durante una asamblea. La frase resume el clima de bronca y desamparo que se vive en los espacios científicos.

Universidades nacionales, asociaciones de científicos y sindicatos expresaron su solidaridad, mientras preparan una jornada federal de lucha. En redes sociales, el hashtag #LaCienciaNoSeAjusta se volvió tendencia, reflejando el rechazo social al desmantelamiento del sistema de investigación.

La paradoja es evidente: mientras el mundo avanza en innovación y conocimiento, Argentina parece retroceder décadas. Y el costo no solo se mide en puestos de trabajo, sino en la pérdida de soberanía científica y capacidad de desarrollo.