La provincia vivió una jornada de protesta con escuelas cerradas y hospitales paralizados, en reclamo por condiciones laborales y edilicias deficientes.
Neuquén fue escenario este jueves 15 de mayo de una jornada de paro y movilización protagonizada por trabajadores de la educación y la salud. La medida fue convocada por los gremios ATE, ATEN y Siprosapune, quienes salieron a la calle para reclamar mejoras en las condiciones laborales, edilicias y salariales, además de denunciar graves irregularidades en el funcionamiento de Medicina Laboral.
Desde el sector educativo, se cuestionó fuertemente el estado de las escuelas. Denuncian techos que se caen, calefacciones rotas en pleno otoño y baños inutilizables. A esto se suma el descontento con el sistema de licencias médicas. Según ATE, muchos trabajadores están siendo rechazados por “auditorías arbitrarias”, lo que genera desprotección y desgaste.
Carlos Quintriqueo, secretario general de ATE Neuquén, apuntó contra el sistema de Salud Ocupacional, al que calificó de «ineficiente y persecutorio». La situación ha escalado al punto de que muchos docentes y auxiliares evitan enfermarse por miedo a perder el salario.
Por su parte, el gremio de profesionales de la salud Siprosapune realizó un paro de 24 horas y se movilizó en la capital provincial. Denuncian el “vaciamiento progresivo” del sistema de salud, la falta de condiciones para el ejercicio profesional y una crisis de recursos humanos. “La salud pública se está quedando sin médicos, y no es por casualidad. No hay incentivos ni condiciones mínimas”, explicaron.
Las protestas se replicaron en varias localidades: Cutral Co, Zapala, Junín de los Andes, Villa La Angostura y Andacollo también tuvieron marchas y actos frente a hospitales y consejos escolares.
Los gremios advierten que si no hay respuestas concretas en los próximos días, las medidas de fuerza se profundizarán. Apuntan especialmente a la ministra de Educación, Soledad Martínez, por su “falta de escucha” y por minimizar el conflicto.
La protesta dejó un mensaje claro: el malestar está creciendo, y los sectores que sostienen las políticas públicas esenciales no están dispuestos a seguir callando.